6 Diciembre 2004
Volumen 6 / Número 38
Estimado Amigo:
Uno de los argumentos más usados por las feministas radicales es que la legalización del aborto no sólo reduce el número de mujeres que mueren por abortos, sino
que también reduciría el número total de abortos. Cada cierto tiempo los políticos a favor del aborto incluso sermonean hipócritamente a los pro vida de esta manera,
diciendo que los pro vida si fuéramos realmente pro vida, deberíamos apoyar la legalización del aborto. El problema de este argumento, reciclado por enésima vez en
un artículo reciente de “Women´s eNews”, es que es falso. El artículo de esta página feminista desentierra algunas cifras no muy actuales y cuestionables sobre el
Hemisferio Sur, mezclándolas con una nada saludable porción de ingeniería social, y argumentando que el aborto-a-demanda podría salvar vidas en América Latina.
Aún las propias fuentes de información citadas en el artículo no sostienen esa conclusión.
Steven W. Mosher
Presidente
¿La legalización reduciría el aborto en América Latina?
Por Joseph A. D’Agostino
Los defensores del aborto a nivel internacional argumentan que la legalización del aborto en países donde ahora es ilegal reduciría efectivamente el número de
abortos. Este mito fue sostenido en un artículo titulado “Los abortos ilegales se incrementan sin control en América Latina” por Jen Ross, publicado originalmente en
“Women´s e News” el 28 de Noviembre. Ross también propone una revolución social de las bases que permitiría reducir el número de
abortos. El artículo y una de sus fuentes primarias nos proveen de un buen ejemplo de cómo las organizaciones anti vida y anti familia combinan falsas estadísticas,
casos aislados e incongruencias para promover su agenda.
Ross nos recuerda que el aborto es ilegal en América Latina a excepción de Cuba y Puerto Rico, pero cabe señalar que para las feministas el asunto del aborto no es
solamente la interrupción de un embarazo. Tiene que ver con un cambio total en las relaciones de hombres y mujeres latinos como la que se produjo en Occidente
desde los 60´s con los desastrosos resultados que todos conocemos. “Reducir los embarazos no deseados requiere cambios culturales”, cita a Mariana Schkolnik,
consultora de Naciones Unidas para la Comisión Económica de AL y el Caribe. Y agrega “Esto incluye reajustar los roles de género tradicionales, borrar el estigma
social en contra del aborto, y cambiar las leyes dadas sobre la familia”. Ross atribuye los abortos en AL a la inequidad de género: “Analizando el por qué – a pesar
de las duras sanciones, los riesgos médicos y la enorme influencia de la Iglesia Católica- las tasas de abortos en AL son bastante altas, algunas personas atribuyen
esto a la inequidad de género”. Pero nadie discute que la inequidad de género va en descenso en AL mientras que las tasas de abortos son más altas que antes, o
permanecen igual. Saquen sus conclusiones.
Ross también trata de presentar su posición como si fuera inherentemente a favor de la vida. “La legalización del aborto es clave, dice Schkolnik, para evitar que
muchas mujeres mueran,” escribe Ross. “Ella señala que donde el aborto es legal – como en Norteamérica y Europa- el porcentaje de abortos realizados ha
decrecido efectivamente. Dice además que es debido a que la legalización del aborto viene usualmente acompañada de acceso a la información en salud pública,
educación y servicios de planificación familiar. Estas cifras, por supuesto, no toman en cuenta las decenas de millones de abortos causados por los anticonceptivos
abortivos, la llamada píldora del día siguiente, y la RU-486.
Precisamente en AL, no hay ninguna evidencia que el incremento del acceso a anticonceptivos y educación se hayan traducido en tasas de abortos más bajas. Un
informe del Instituto Alan Guttmacher de 1996 titulado “Panorama del Aborto Clandestino en América Latina,” en el cual Ross confía mucho para escribir su artículo,
dice, “Mejores servicios y uso de anticonceptivos conducen a largo plazo a reducir los niveles de embarazos no planificados en AL. Existe evidencia, por ejemplo,
que las tasas de abortos podrían estar estabilizándose o declinando en partes de Colombia y México, dos países en los cuales el uso de anticonceptivos está
difundido. Sin embargo, los estudios indican que aún cuando los servicios de planificación familiar están disponibles y son accesibles, muchas mujeres tienen
dificultades para usar métodos consistente y eficientemente, y las tasas de discontinuación y la falla pueden ser altas”. Nótese la frase, que el aborto “podría” estar
descendiendo en “partes” de esos países. Otros estudios han señalado más bien que las tasas de abortos se han elevado realmente con la introducción de la
anticoncepción, debido a la adopción de una “mentalidad anticonceptiva”.
A pesar de todo, el Instituto dice que los abortos son más seguros ahora para las mujeres latinoamericanas (aunque no lo sean para los niños latinoamericanos): “La
mayoría de los profesionales médicos creen que los riesgos de complicaciones producto de un aborto provocado son más bajas ahora en AL que en el pasado. La
causa de un menor riesgo es que más mujeres tienen acceso a procedimientos médicos seguros, más mujeres están concientes de la necesidad de buscar tratamiento
medico rápidamente cuando una complicación aparece y más personas involucradas -aún los que no tienen entrenamiento médico- prescriben antibióticos a sus
pacientes”.
El artículo también señala que las tasas de abortos en Europa, donde el aborto es legal, son más bajas que en AL, donde es ilegal, y sugiere que esto es una prueba
que la legalización reduce los abortos. Carlos Polo, director de la Oficina del PRI para América Latina, localizada en Lima, Perú, dice que no hay que tomar en serio
estas afirmaciones, puesto que las estadísticas de abortos de las feministas son completamente exageradas. El informe del Instituto Alan Guttmacher dice que hubo
271,000 abortos en Perú en 1989 y un estimado de 4 millones en AL en 1996. “Las feministas dicen que ahora hay 410,000 al año en el Perú,” afirma Polo. “Ellas
toman el número de abortos registrados y los multiplican por 10 para contabilizar el número de abortos que las mujeres no admiten. Pero no tienen evidencia para
ello”. Según el Ministerio de Salud del Perú, dice Polo, hay solo 30,000 abortos al año en el Perú menos del 10% de las cifras presentadas por las feministas.
El artículo de Women’s eNews también dice que 5,000 mujeres mueren por abortos en AL. Polo piensa que este número es altamente improbable, señalando que
en el Perú de acuerdo con las cifras el Ministerio de Salud, 542 mujeres peruanas murieron en 2002 por complicaciones relacionadas al embarazo y sólo 5% de
estas muertes ocurrieron como resultado de un aborto provocado. De modo que un total de 27 mujeres murieron en “uno de los países más pobres de América
Latina, donde las feministas dicen que está una de las más altas de abortos de la región”, concluye. Perú con 28 millones de personas tiene el 6% de la población
total de AL. Esto sugiere que el número real de mujeres que mueren por aborto esté alrededor de 500 y no de 5,000.
El Instituto Guttmacher se jacta que una “cultura de anticoncepción” se desarrollado en algunos países de AL como México y Colombia, y que se está volviendo más
enraizada en toda la región. El PRI y su oficina de AL continuarán trabajando para reconstruir la Cultura de la Vida allí y donde sea, anunciando la verdad de sentido
común que la legalización del aborto conduce indefectiblemente a un aumento de los mismos.